martes, 28 de abril de 2009

Descanso entre las hierbas...


El àrbol encuervado

Decidido estaba ya que subirìa la pendiente, si querìa continuar.
Comencè, confiada en que no serìa muy empinado el camino...
pero ese serìa el menor de mis problemas.
A mitad del camino, un leòn, atormentado por las ansias de devorar algo,
me dijo que el objetivo de mi bùsqueda no valìa la pena...
Pensè en derrumbarme y dejar que los cuervos me comieran los ojos
-como el leòn habìame aconsejado-;
mas decidì seguir, aunque casi a rastras
porque ahora llevaba al leòn sobre mi espalda.

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